Una historia de amor
La majestuosa presencia del almendro Real, transcribe el lenguaje que existe entre sus flores y el amor, datando a tiempos remotos la primera explosión de color que da origen a una leyenda que permanece plasmada en nuestra memoria, resistiendo indeleble al paso del tiempo y retornando cada mes de febrero de forma recurrente. “El cura Valentín, encarcelado y ridiculizado por orden del Emperador Claudio II, fue retado incrédulamente a que devolviera la vista a Julia, hija del oficial aprehensor, Asterius. San Valentín, le dio a éste un pergamino bajo la promesa de que fuera entregado a Julia el día de su ejecución. El 14 de febrero del año 270, el santo fue sacrificado y el pergamino entregado a la joven invidente que, sorprendida al recuperar la vista, pudo leer: “hasta la eternidad, tu amigo”. En agradecimiento, Julia plantó un almendro de flores rosadas junto a su tumba, como símbolo del más profundo sentido de la palabra amor”
Reparando en la belleza del Almendro Real, me gusta pensar que tuvo que ser éste y no otro, el que sembró Julia, ya que solo una leyenda así puede evidenciar algo tan asombroso.
Y aunque su edad me confirme otra fecha y otra historia, reclamo seguir especulando que por las raíces del Almendro Real y de Valverde de Leganés, corre la sabia del espíritu de San Valentín.
Con ganas de salir de casa
Naturalmente Badajoz tiene inventariado en sus andares, un gran centro de interpretación al aire libre. Hermosos rincones, que hacen que valga la pena dároslos a conocer mientras gozáis recorriendo sus senderos. Nosotros, hasta que la situación se normalice, seguimos explorando nuevos parajes, seguros de que pronto, esas ganas que tenemos de salir de casa, las veréis recompensadas.
La dehesa sur de Badajoz, pone ante nuestros pies, árboles, dólmenes y castillos que nos han hecho vadear riveras para caer rendidos ante el Dolmen del Romo. El Castillo de Los Arcos nos cobijó en su fortaleza. Escuchamos el rugido del Dragón de la Dehesa, reclamando atención, escondido tras la Encina Madre. Durante parte del año, el Almendro Real desnudo de flor, se nos antoja amenazador como molino de viento cervantino. Cuando estas experiencias, las disfrutas en buena compañía, la degustas con sabor a migas o sopa de tomate, vino de pitarra y te impregnas de los aromas rurales, es porque hemos salido de nuestra ciudad y estamos en nuestros pueblos. En cada uno de ellos, descubriremos paraísos que nos harán sentir orgullosos de las raíces que lo sustentan. Naturalmente Badajoz es pueblerino, amante de lo natural y vanidoso de los tesoros que tenemos.
Un Monumento Natural
Monumento vivo, el Almendro Real (Prunus amygdaloides), es declarado árbol singular, por su biometría, porte bellísimo y floración espectacular. De majestuosidad tricentenaria, posee un perímetro de tronco de 1,30m y de 2,67m de altura, sobre un alto total de 12m y un diámetro de copa de 15,50m. Se abre paso entre olivos, donde la dehesa, muestra la presencia del paisaje de Monte Mediterráneo. Un árbol impar como pequeño botón de un retablo natural por el que caminar es garantía de agudizar tus sentidos, alimentar tus recreos y ver la naturaleza como algo inmenso.
Naturalmente Badajoz, ama lo natural, y garantiza, conmovido por su esplendor, que lo que nos rodea es digno de conocer y prodigar.
Este año, la pandemia nos impide llevaros a sentir el zumbido de las abejas a los pies del coloso florido y llenarnos de amor y amistad ante el tronco vivo que nos observa. No podremos celebrar bajo su prestancia, la entrada de la primavera. Pero os instamos a que tengáis paciencia porque, aunque su flor apenas dura unos días, el almendro nos esperará cuando esto pase, para que lo gocemos nuevamente.
En Badajoz y sus pueblos, el almendro anuncia cambios
Naturalmente Badajoz, sentado bajo un tocón del Almendro Real, embriagado por el olor a polen y el zumbido de la naturaleza después de un invierno tan irritante, legitima la ilustre frase que dice: “Si se pierde enero, búscalo por la flor del almendro”. ¡Que ganas de salir de este interminable aislamiento!… Abandonar el refugio y volver a sentir con el paseo, que, “en toda caminata por la naturaleza, uno recibe mucho más de lo que busca”. Os emplazamos a no perder el ánimo por este abatimiento que ahora nos envuelve porque, “no importa cuánto dure el invierno, la primavera siempre llega”
Este año, en San Valentín, como nos advierte el alcalde de Valverde, Manuel Borrego, por motivos de restricción perimetral al municipio, solo unos pocos privilegiados tendrán ocasión de celebrar el ritual de los enamorados bajo el gran coloso rosa. Aunque no perdemos la esperanza de que antes que pierda su flor, podamos refrendar que… “en febrero, los almendros en flor, los pájaros al sol y los jovencitos al amor”. Y si no pudiera ser, siempre quedarán infinitos rasgos en el almendro con los que alimentar nuestro optimismo, porque, “La belleza del mundo natural radica en los detalles”. No miremos atrás, agarremos lo que está por llegar y veamos en el horizonte todo lo bueno que nos espera. Nuestro irrefrenable impulso de libertad, debemos verlo en el contexto de que; “la naturaleza no es un lugar para visitar. Es nuestra casa”. Así pues, ¡feliz día de los enamorados, en casa!
Dejamos atrás el invierno y en forma de flor llega la primavera.