“La magia de la unión que hace la fuerza”
Entiendo por Naturaleza un todo que nos rodea y nos hace percibir que no estamos solos. Fútbol, es compartir con mi gente sensaciones alrededor de unos colores que unen nuestro aliento hacia un balón que remueve pasiones. Autismo, es una mirada perdida que, aunque ausente, fija su presencia en nuestro espacio, estando; pero sin ser percibido por lo que nos envuelve. Turismo es el conjunto de perspectivas de ocio que nos alejan de nuestro diario reincidente hacia un destino placentero.
Naturalmente Badajoz, es futbolera, autista y entusiasta del abanico que nos ofrece naturaleza y turismo formando parte de nuestra esencia.
Los colores de un Equipo.
Me fijé que, como réplica de los colores de nuestro equipo, hospedando las torretas de iluminación del campo, se erguía, blanca y negra, nuestra emblemática Cigüeña. Se sentía ubicada. Rodeada del mismo verde que su dehesa, la campiña y las vegas y también, por qué no, siendo coparticipe de la mirada ingenua del Autismo, allí representado por el azul del cielo. La observé posar, amoldada a seguir el compás del himno, con su estridente “gazpacheo”:
“Es un cielo mi pasión…
blanco y negro es mi color…
Juntos desde 1905
tu y yo de Badajoz
en la frontera
tu y yo la bandera
juntos todos somos Badajoz”
Sentados en la grada, nuestra lealtad e identidad; es honrar a nuestros héroes y en el fervor que siento por este club y a la vez por nuestro patrimonio turístico, imagino que el estadio es un fortín que se alza como nuestra soberbia y vigilante Alcazaba. La portería; las troneras de la Galería de Fusileros de San Pedro. Las torres de luminaria; torres albarranas como la de Espantaperros, Santa María, Los Ahorcados y Las Siete Ventanas. Y nuestros jugadores; el motor defensivo que agita nuestras venas pacenses por las que corre esa sangre visigoda, romana, árabe y cristiana cuya mistura, marca nuestro linaje extremeño blanco y negro.
Club Deportivo Badajoz, un sentimiento.
Naturalmente Badajoz tiene un hijo Autista y hace unos días, fuimos al Nuevo Vivero. Cuando el presidente del Club Deportivo Badajoz, Joaquín Parra nos vio, dejó a un lado sus quehaceres, y se entregó a las curiosidades de mi hijo. Mientras les observaba a distancia, recordé aquello que siempre digo a la gente cuando me pregunta como tratar a un autista, respondiéndoles: “con empatía y comprensión”. No hizo falta decirle nada de eso al dirigente, ni siquiera me lo preguntó. Vi como recorrían los vestuarios, sala de prensa, gimnasio y cada una de las instalaciones del estadio y comprendí que Joaquín sabe que el Autismo tiene una voz y él, supo escucharla.
Entre exaltados aleteos, mi hijo se fotografiaba con Pedro Munitis y con los jugadores del equipo al tiempo que saltaba suspendiéndose en el aire y volando sobre El Vivero.
Cuando le preguntaron, ¿Qué te ha parecido Víctor? y él contestó: “soy feliz”. Sentí como le afloraban sentimientos y que se esforzó en comunicarlo. El Club de nuestros sueños lo escuchó e hizo que, por un tiempo, asomara desde su mundo para ser feliz en el nuestro.
Un estadio de puertas abiertas a nuestra ciudad
Es una posibilidad que se nos ofrece. Atravesar una puerta es transitar hacia otro lugar, hacia otra vida. Es donde lo desconocido pasa a ser conocido. Es una invitación al viaje, a la aventura probable, al misterio. Cruzas el umbral y en el interior del recinto, de alguna manera, te espera lo conocido; el pasado y al mismo tiempo, la incertidumbre de lo que está por llegar.
Mientras mi hijo empezaba a acuciar el cansancio con los continuos botes que le ayudaban a liberar sus ansiedades. Yo, me detuve a leer el recuerdo que cada puerta de acceso rinde a algunos de sus jugadores insignes. La puerta de David “Copito” en el nombre del gol, Abilio Rubio; primer goleador centenario, Juan Pedro; seguridad y elegancia, Juan A. Macarro; la sabiduría en el centro del campo, Tigre Valverde; el pundonor blanquinegro, Juanma Genérelo; los valores blanquinegros, Paco Alegro; el jefe del mediocampo, Quico Borrego; fuerza y elegancia en el césped, Antonio Durán; espejo para la cantera pacense, Toni Tienza; carácter y solvencia en el césped, Rafa Pozo; el gol en la sangre, Toni Cabello; carácter y seguridad en el césped, Paco Herrera; líder dentro y fuera del campo, Rodri; capitán eterno del Badajoz, Isidro “El Niño”; maestría en el terreno de juego.
Ante tanta evocación, pensé en nuestro Badajoz amurallado y en cada una de sus puertas. La puerta del Capitel; por el capitel empotrado en la rosca del arco de herradura. La del Alpendiz; que idearon los almohades. Puerta de Yelves; antiguo nombre de Elvas hacia la que se orienta. La puerta de Carros; que sirvió para que éstos, tuvieran acceso al recinto. Puerta de la Coracha, injustamente llamada de la Traición. Portillo de la Torre de las Siete Ventanas, portillo de la Torre Vieja. Puertas, puertas y puertas, Palma, Pilar, Trinidad, San Vicente. Todas y cada una de estas puertas conforman restos de diferentes culturas y momentos que nos hacen ser lo que somos y que han contribuido a forjar un sueño que nos es regalado día a día. Por eso, desde este presente, envío mi más ferviente reconocimiento, tanto a romanos, visigodos, musulmanes y cristianos, como a nuestro club deportivo de futbol. Si entrar en Badajoz es fácil y dejarla es complicado, bautizarse en El Vivero es sencillo, pero apostatar de él… ¡imposible!
Un Equipo bañado por un río.
Viendo la entrega del equipo en un mero entrenamiento, me percaté de que esa lucha era fruto de sus deseos orgullosos de resistencia y entonces reparé en que, muy cerca de allí, casi bañando al Vivero, el río Guadiana (río de los patos), también concentra a sus “atletas” en un tramo urbano declarado Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA). Que igualmente forman un equipo perfectamente adaptado llamado; “La Ciudad de las Aves”. Su lucha es lograr la hinchada de todos los pacenses.
Es curiosa la naturaleza como a veces rompe todos los esquemas que permite en zonas urbanas la convivencia de especies sedentarias, migrantes o invernantes, como moritos que superan en número a las colonias del Parque de Doñana o el Delta del Ebro, garcillas, martinetes, fochas, torcecuellos, martín pescador, avetoros, cormoranes, variedad de ánades, lavanderas, andarríos, agachadizas, garzas reales…así, 180 especies diferentes sin necesidad de salir de la ciudad.
¿Aún podemos extrañarnos que los colores de nuestro Equipo, sean los de una de las aves más emblemáticas de nuestra tierra?
Comprendo, entonces, que toda esta vivencia experimentada hoy, forma parte de un conjunto nacido para que nuestra actividad recreativa al aire libre sirva de integración, del mundo autista en particular y de toda nuestra comunidad en general.
La historia de Badajoz y su Club Deportivo
Parece que todo surgió en el año 875, fundado por el muladí Ibn Marwan. Taifas de Batalyaws, levantada en grises granitos de baluartes, puertas, fosos, pozos de escucha, plazas de armas, túneles, galerías de fusileros…Poco a poco Badajoz se fue moldeando, añadiendo pigmentos a su urbe; el parque de la Galera, de Castelar, los paseos fluviales del Guadiana, del Rivilla y El Calamón…Hasta que la otra historia agregó el blanco y negro.
Comenzó un 15 de agosto de 1905 en el que jóvenes aficionados del Liceo Artístico y Literario de la ciudad, fundaron el Liceo Sporting Club. Sin embargo, no puede entenderse la historia de nuestro Club sin “El Vivero”, inaugurado en 1909, campo de juego blanquinegro desde 1917. En 1941 se denomina definitivamente Club Deportivo Badajoz, jugando ese mismo año su primera temporada en 3ª División tras ganar el Campeonato Regional Extremeño. El ansiado ascenso a 2ª División llega en la temporada 1952/53. El 19 de junio de 2012 el CD Badajoz dejaba de competir y la sociedad anónima era liquidada. Pero el sentimiento blanquinegro estaba más vivo que nunca, y el 13 de julio de 2012 se fundaba el Club Deportivo Badajoz 1905. Desde la categoría más baja, sin atajos, el Club volvería a 3ª División dos temporadas después y en diciembre de 2013, se recupera el nombre de Club Deportivo Badajoz. Un 25 de junio de 2017, volvía a 2ª División B con un histórico triunfo en Calahorra, con goles de Ruano y Joaquín Flores. En el 2019 Joaquín Parra Páez, adquiere la presidencia del club y moderniza el estadio con cambio de asientos, pintura interior y exterior, cerramiento del foso, remodelación de vestuarios y gimnasio… Hoy el Nuevo Vivero, nos colmó de entusiasmo y entendí su filosofía para animar a que las voces de los pacenses griten:
“Badajoz merece nuestro esfuerzo,
sin desmayo saldremos a jugar,
y en la lucha noble y deportiva,
tenemos que triunfar.
Badajoz, Badajoz es mi equipo,
que su nombre llevemos con honor,
y a su bandera blanca y negra,
la defendamos con ardor”.
Mi hijo, aunque autista, se acopla al mundo global que nos rodea. Pero él con su zoom, lo va empequeñeciendo y acercando hasta abrazar el blindaje con que todo autista se protege y deja que ese mundo penetre en pequeñas porciones. Un pájaro concreto, un árbol concreto, un equipo de futbol concreto, no es un simple albedrío. Para él se convierte en un símbolo de vida. Esa es su distinción sobre nuestra naturaleza y nuestro club blanquinegro.