Cuando caminas debes mirar donde pisas
Naturalmente Badajoz, quiere llevarte de la mano para descubrir una de las plantas más sofisticadas y bellas que existen: las orquídeas. Y vamos a hacerlo de la única forma que sabemos. Obviando la inmensidad del paisaje que se extiende ante nosotros. Centrando todos los sentidos en esos pequeños detalles que suelen pasar desapercibidos. Solo así podremos deleitarnos con el colorido y la exuberancia de estos entes casi mágicos que, si sabes mirar bien, harán que tu día haya merecido la pena.
¿Sabías que en Extremadura hay treinta y siete especies de orquídeas?
Al ser más pequeñas que las tropicales, algunas juegan tan bien al escondite, que resulta casi imposible encontrarlas. No desesperes. Búscalas entre los matorrales, en la orilla de los ríos, mezcladas con la hojarasca. ¿No las ves? Dirige tus pasos hacia la dehesa, a los prados… a cualquier sitio. Piensa que, mientras más tardes en toparte con ellas, más satisfactoria será tu recompensa. Las apreciarás porque, aún ocultas y casi invisibles, hacen de Extremadura lo que es: natural, ecléctica y mágica.
Seres Fascinantes
Ya sus nombres populares nos avisan de la fantasía que las envuelve. Compañón (Barlia robertiana), Hierba del Muchacho (Orchis papilonacea), Amor de Dama (Orchis champagneuxii), Orquídea Pobre (Orchis collina), Flor del Hombre Desnudo (Orchis itálica), Cabeza (Cephalanthera longifolia), Flor de la Abeja (Orphys lutea), Orquídea Avispa (Orphys tenthredinifera), Flor Lengua (Serapias lingua)… estar ante ellas, es adentrarse en su mundo. Intentar fotografiarlas tarea difícil para mí y mi desbocada imaginación. ¿Cómo es posible que una misma planta pueda adoptar siluetas tan diversas? Personas diminutas, abejas, campanillas esperando que un golpe de aire las haga sonar. Cientos de formas para un solo sentimiento: admiración.
Cuando me dispongo a apretar el disparador me doy cuenta que la luz ya no me acompaña. El trabajo de encontrarlas, unido a mi ensimismamiento han conseguido que me abstraiga. Y, sin darme cuenta, los primeros rayos de sol, han ido dando paso al ocaso. No me importa, cuando pueda volver a salir, regresaré, regresaremos todos juntos, cámara en mano, para caer rendidos ante su embrujo.
Las Orquídeas ¿Plantas?
En Extremadura, las orquídeas son como su gente: con los pies, es decir, las raíces, bien ancladas en el suelo. Su forma delicada, casi etérea, su simetría tan parecida a la nuestra, las hacen parecer hombrecillos dispuestos para invadir la tierra. A algunas les gusta hacerme burlas, sacándome la lengua y otras, las más osadas, hasta se atreven a soltar una carcajada ante mi asombro. Su belleza no es efímera. Aunque sus hojas y flores se renueven cada primavera, su parte subterránea, su esencia, puede permanecer viva años y años. Son tan imprevisibles como el final de este confinamiento. Desaparecen durante mucho tiempo y, cuando casi las hemos olvidado, inundan los campos con su exquisita delicadeza. Sin previo aviso. Mas, que no te engañe su apariencia frágil: son expertas en el arte del engaño. Para ello se visten con pétalos coloridos de textura suave. Se perfuman imitando los distintos aromas de la naturaleza. Se balancean con gracia al compás que marca el viento. Y es con estos subterfugios como consiguen su fin: seducir a los insectos para asegurarse su propagación. Avispas, abejas, abejorros, caen rendidos ante ellas, sin saber que han sido utilizados para esparcir la semilla de esta misteriosa planta.
Debemos aprender a protegerlas porque, cuando las orquídeas se dignan a salir, la tierra, ya no vuelve a ser la misma.
Orquídeas Silvestres, muy cerca de nosotros
Para hacer estas fotografías, no he tenido que ir muy lejos. A algo menos de treinta kilómetros de Badajoz, estos “milagros de la naturaleza” nos están esperando. Aunque este año no haya podido visitarlas, tengo la certeza de que mi presencia no impurificó su entorno. Y es que, mientras nosotros permanecemos en casa, la tierra respira, aliviada. Preparándose para darnos la bienvenida. Las aves parecen volar más libres. El agua, de seguro, fluye más limpia y cristalina. La vegetación explosiona con total libertad. El ciclo sigue, aunque nuestras vidas se hayan detenido.
Naturalmente Badajoz, sigue preparando sus rutas venideras, con sus paradas, sus desayunos y avituallamientos. Todo estará más bello, casi inexplorado. Así que ve llenando tu mochila de entusiasmo porque, más pronto que tarde, todos los agobios desaparecerán. Entonces, habrá llegado el momento de salir a descubrir cómo lo verdaderamente importante aún continúa ahí. A pesar de esta gran amenaza, la Naturaleza, sabía cómo ella sola, ha sacado toda su artillería. Y se nos muestra tal y como es: fuerte, salvaje y generosa. Déjanos acompañarte en este renacer a la vida.