Andarse por las ramas
Nunca al descorchar una botella de vino, pensé en la procedencia de su tapón. Naturalmente Badajoz de paseo por la dehesa, tropezó con los “sacaores”; hombres que se movían por las ramas de un viejo alcornoque, con tal destreza y arrojo, que eternamente permanecerán en mi retina.
Un alcornoque frondoso
valeroso y aguerrido
se enfrentó con un corchero
y con arrojo le dijo:
¿Otra vez con esa hacha?,
¿por qué te ensañas conmigo?,
me laceraste con ella
la última vez que nos vimos…
Guillermo Gutiérrez.
La Saca del Corcho, es el proceso manual de separar el corcho de la “casca” o capa madre que los corcheros con magistral pericia, realizan tras 10 años de callada espera mientras la epidermis del árbol, capa a capa, va engrosando su corteza.
El Corcho, algo ecológico
Nunca más descorcharé una botella, que tape su buen vino, si no es de corcho. Detrás de cada uno de ese pequeño elemento de tacto suave y moteado hay una historia que habla de amor a la naturaleza, paciencia y tradición.
…Eso fue hace mucho tiempo
cuando sólo era un chiquillo,
han pasado ya diez sacas
y ahora soy corchero fino.
¿Y porque quieres mi piel?,
explícame los motivos,
si no, no te la daré;
otros árboles me han dicho
que si mantengo mi corcho
resistiré más tiempo vivo,
que en lugar de vivir dos
existiré cinco siglos
y que si el fuego me alcanza
estaré más protegido.
¿Por qué merece la pena?,
¿Dónde está lo positivo?…
Guillermo Gutiérrez.
Es sorprendente saber que el origen de un tapón tenga tanto que ver con un buen vino permitiendo su microoxigenación y favoreciendo su selecta evolución. Desde hoy me considero, hincha corchero y agradecido de haber conocido tan arraigado oficio.
Oficio de nuestra tierra
Armados de hacha corchera, hurga y Mijuro, en perfecto equilibrio sobre las tortuosas ramas del alcornoque, van mostrando la desnudez del árbol. En una labor artesanal de diestros cortes y palancas que privan de quejido al tronco despojado y solo entonces protegido por su voluminosa copa.
…No temas, no te haré daño,
vengo a quitarte el abrigo
porque pronto hará diez años
que me diste tu bornizo.
¿Cómo quieres que no tema?;
Si los cortes de ese filo
y el ímpetu de tus golpes
me dejaron malherido;
y al arrancar mi corteza
con ese astil de quejigo,
lo hiciste con tanta fuerza
que desgarró mis tejidos…
Guillermo Gutiérrez.
En armoniosa maniobra, rajadores, caladores y juntadores amontonan planchas de corcho, mientras especulan con sus jornales y las calidades para la manufactura de tan afanada corteza. Pero nada de esto apaga su entusiasmo. Es la sombra del hongo de “La Seca” que pudre la raíz de su sustento lo que amedranta y encoge, tanto a ellos como a todo nuestro maltratado medio rural.
Alcornoque (Quercus suber)
De gran envergadura, corteza gruesa, esponjosa y hojas perennes. Llega a alcanzar 25 metros de alto, y vive unos 200 años, conociendo ejemplares de hasta 500. Claro exponente de la Dehesa y Monte Mediterráneo, es hábitat esencial para numerosas especies animales.
…Escucha, yo te lo digo…
Si no me dieras tu corcho
correrías serio peligro,
porque tu fruto es amargo
y áspero como el membrillo,
y tu madera tan mala
que ni de leña ha servido;
para sombra de alcornoque
mejor sombra del encino
que da la bellota dulce
y engorda más al cochino.
Si por mi mala madera
no alcanzo llama de cirio
y mi fruto es desabrido…
¿Por qué por mi corcho sirvo?
Porque tu corcho protege
la excelencia del buen vino,
el destino de este hombre
y el sustento de sus hijos…
Guillermo Gutiérrez.
Otra de su contribución ecológica que aporta es su bellota que, aunque algo más amarga que la de la encina, es degustada con placer por nuestro cochino extremeño.
¿Cuántas Sacas nos quedan?
Conozco el Alcornoque El Abuelo, en Alburquerque (Badajoz), colosal y protegido por el Castillo de Luna. Cuantos buscaron su sombra y cuantas “sacas” ha conocido. Sin duda, aunque su hermana La Encina Madre le ensombrece, son sus ramas y su corpulencia natural las que le destacan. Dos hermosos árboles ancianos que simbolizan la resistencia de una tierra extrema y dura.
Debes sentirte orgulloso
por prestar tanto servicio.
Corchero, me has convencido,
te has ganado mi cariño,
y a ti te doy mi corteza
porque tengo la certeza
de que eres un buen amigo,
arráncamela con mimo,
que al pasar diez primaveras
me veré otra vez contigo
y hasta el alma te daré
para que coman tus niños…
Guillermo Gutiérrez.
Estas son las cosas que a Naturalmente Badajoz le gustan. Un aprovechamiento que beneficia a todo un ecosistema plagado de riquezas, donde sobre las cabezas de los corcheros, deambulan siluetas de Buitres, Cigüeñas Negras y esa magistral Águila Imperial Ibérica. No hay un pedazo de terreno o de cielo cuya labor en armonía con la naturaleza no nos deslumbre en Extremadura.